Por: Juan Manuel Rojas

Señor ministro, distinguidos miembros de Naturgas, estimados productores, transportadores, distribuidores y comercializadores de gas natural, hacedores de política pública, congresistas, reguladores, empresarios y queridos amigos:

Es un gran honor para mí, como Presidente del Consejo Directivo de Naturgas, estar hoy ante ustedes mientras nos reunimos en este momento crucial en la trayectoria de la industria del gas natural de Colombia. Al reunirnos hoy aquí, debemos reconocer el profundo significado de nuestras deliberaciones. No estamos simplemente discu:endo el futuro de una industria; al deliberar sobre las oportunidades y desaLos de la transiciónenergética, estamos trazando un rumbo que moldeará el destino de nuestra nación y para las generaciones venideras.

Y para demostrar la importancia de estas deliberaciones, quisiera empezar está reflexión sobre la transición energética, haciendo referencia a uno de los paradigmas clásicos de la microeconomía: el de priorizar equilibrios parciales por encima del equilibrio general, pensando que podemos tener un mayor impacto sobre el bienestar social. Y nada más errado que pensar en equilibrios parciales, para planear una transición en algo tan complejo e interconectado con muchos mercados como lo es la energía. 

Permítanme profundizar sobre esto pues ésta no es simplemente una distinción académica; es una cuestión de principios y de visión sobre el mundo.

Los equilibrios parciales, con su enfoque limitado en dinámicas de mercado aisladas, pueden ofrecer ganancias a corto plazo para algunas partes interesadas. Sin embargo, la visión acotada de los equilibrios parciales, no logra captar la interconexión de esa industriaespecífica, con otros elementos de la sociedad. 

Una visión de equilibrio parcial, por ejemplo, deja de lado la importancia del desarrollo de minerales críticos para las tecnologías renovables pues excluye del análisis a las industrias extracivas, llevando a la creación de metas poco realistas e inconsistentes con la frontera de posibilidades de producción de una sociedad. 

Me arriesgaría a decir, incluso, que una visión de equilibrio parcial sobre la transición energétia, ignora los imperativos más amplios de la justicia social, la sostenibilidad ambiental y la soberanía nacional.

Un buen ejemplo, es lo ocurrido durante las últimas dos décadas en algunos países europeos con el desarrollo desaforado de energías renovables no convencionales, altamente subsidiadas, en detrimento de otras tecnologías y opciones energéticas. Los errores por privilegiar ese equilibrio parcial, condujo a la creación de sistemas energéticos poco diversificados, altamente dependientes en la intermitencia y recursos importados, con consecuencias no deseadas de pérdidas en el bienestar general de la población. Esta pérdida de bienestar se ha visto reflejada en altos costos de la energía, el regreso a fuentes contaminantes como el carbón, el cierre de industrias por pérdida de competitividad con alto costos en empleos, entre otros.

En nuestro país, esa visión de equilibrio parcial, en la que no promovemos la exploración de nuestros recursos, nos está llevando a serios problemas de abastecimiento y a tener que Importar gas en los próximos años para usos distintos al de la generación térmica.

Esa visión de equilibrio parcial, donde no vemos la ecuación completa donde son tan importantes las moléculas como los electrones, es la que ha llevado a que privilegiemos la producción de electrones y el desarrollo de infraestructura eléctrica por encima de la exploración y producción de moléculas y el desarrollo de infraestructura crítica para movilizarlas.

La discusión no es si electrones o moléculas. Eso es mirar solo equilibrios parciales. La discusión, como hemos aprendido y nos enseña la economía del bienestar, debería ser moléculas MÁS electrones.

Ahora bien, en contraste, una visión de equilibrio general reconoce la intrincada red de relaciones que definen nuestro mundo. El análisis de equilibrio general sobre la transición energética consideraría la interdependencia de todos los mercados dentro de una economía, reconociendo que los cambios en un mercado pueden afectar los precios y las cantidades en otros.

Es reconocer, por ejemplo, que los cambios en la minería del cobre afectan los costos de transporte eléctrico, el desarrollo de torres para aerogeneradores y, por lo tanto, el precio de la electricidad. Que cambios en el precio del li:o impactan las capacidades de almacenamiento y el costo de los autos eléctricos.

Entonces, el análisis del equilibrio general es más exigente pues requiere un enfoque holístico que considere el bienestar de todas las partes interesadas y busque optimizar los resultados para el bien colectivo.

Por ello, esta semana de congreso insto a todos y cada uno de ustedes a abrazar el imperativo del equilibrio general y dejar de lado la visión del equilibrio parcial cuando hablemos de transición energética.

Permítanme, exponer cuatro temas estratégicos que subrayan la importancia del equilibrio general en la configuración del futuro de la industria del gas natural de Colombia.

En primer lugar, reflexionemos sobre el papel del gas natural como instrumento poderoso en la lucha contra la pobreza energética. Una visión de equilibrio general consideraría las bondades del gas vs otros combus:bles, en materia de asequibilidad, confiabilidad y menores emisiones; convirtiéndolo en un salvavidas vital para innumerables familias que se esfuerzan por mejorar su calidad de vida.

En segundo lugar, reconozcamos el papel fundamental del gas natural en la mitigación del cambio climático. Una visión de equilibrio general reconocería la menor huella de carbono del gas natural en comparación con los combus:bles fósiles tradicionales, ofreciendo un puente hacia un futuro más sostenible.

En tercer lugar, reconozcamos la importancia del desarrollo de los recursos de gas bajo nuestro suelo para asegurar la soberanía y la seguridad energé:ca de nuestra nación. Bajo una visión de equilibrio general, reconoceríamos que la dependencia en fuentes externas podría afectar significativamente la balanza cambiaría y la economía -sino pregúntenle a nuestros amigos argen:nos aquí presentes- y que también podría llevar a una pérdida de bienestar para cerca de 40 millones de colombianos que podrían quedar expuestos a las volatilidad de los mercados externos.

De ahí que debemos generar incen:vos a la exploración del gas natural, pues tenemos enterrado en nuestras cuencas gas de buena calidad y que podría alcanzar los mercados a un precio asequible vs otras alternativas.

Debemos también facilitar y acelerar el desarrollo de los recursos costa afuera. A todos los colombianos nos conviene que a Ecopetrol y su socio Petrobras les vaya bien en la delimitación de Uchuva y con el prospecto Nueva Esperanza. Y nos conviene también que le vaya bien junto con Shell en el desarrollo de KGG.

Pero esto no es tarea fácil e implica una serie de desaLos para acelerar el tiempo en que las moléculas alcanzan el mercado. Esto exige celeridad en la expedición de permisos, licencias y consultas. Exige que la CREG asegure las condiciones de mercado para la comercialización de volúmenes, flexibilizando las reglas, tipos y tiempos de los contratos de venta de gas.

Y cuarto, se requiere el desarrollo de infraestructura crítica. Esto significa, concebir el gas como eje fundamental para la planeación energé:ca, económica y social del país y sus regiones. La ecuación completa de la transición energética ordenada y justa, bajo ese enfoque de equilibrio general, requiere que pensemos en como movilizar las moléculas.

Entonces, y para concluir, los invito a que aprovechemos las deliberaciones en este Congreso de Arpel y Naturgas como una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con el equilibrio general cuando pensemos en la transición energé:ca. Y, mejor aún, bajo ese enfoque holís:co abracemos el potencial transformador del gas natural como catalizador del progreso y la prosperidad por ser más asequible, seguro y amigable con el medio ambiente que otras fuentes.